¿Qué es el sistema inmunológico?
El sistema inmunológico, también llamado sistema inmune o sistema inmunitario, es un complejo mecanismo defensivo del cuerpo humano y de otros seres vivos. A través de reacciones coordinadas de tipo físico-químico, mantiene el interior del organismo libre de agentes extraños y/o potencialmente nocivos.
Componentes del sistema inmunológico.
El sistema inmunológico está conformado por una serie de órganos, tejidos y células esparcidas de manera amplia por todo el cuerpo, entre ellas: piel, médula ósea, sangre, timo, sistema linfático, bazo y mucosa.
Piel.
La piel es la principal barrera del sistema inmunológico contra el exterior. Es el mayor órgano del cuerpo y lo envuelve por completo. Protege al organismo de las agresiones externas y contribuye a mantener la estructura del cuerpo.
La piel está dividida en dos partes, dermis y epidermis. La epidermis es la capa exterior de
la piel que se encuentra en contacto con el medio ambiente.
Médula ósea.
La médula ósea es el tejido viscoso que se encuentra dentro de los huesos largos como pueden ser el fémur, las vértebras, costillas, esternón. La médula ósea es la encargada de producir los linfocitos que forman parte del sistema inmune. Además, la médula ósea es una de las partes más importantes del cuerpo humano, ya que todas las células sanguíneas derivan de células ubicadas dentro de la médula.
Hay que tener cuidado de no confundir la médula ósea con la médula espinal, que es la encargada de gestionar el sistema simpático y los impulsos del cuerpo.
Sangre.
Es el tejido líquido conectivo encargado de transportar los nutrientes necesarios a todas las partes del cuerpo. La sangre está compuesta por glóbulos rojos, leucocitos o glóbulos blancos, plaquetas y plasma.
Además del transporte de nutrientes, la sangre también es una defensa contra las infecciones que amenazan al cuerpo. Todas las células de la sangre se forman en la médula ósea, que se encuentra en el interior de los huesos.
Timo.
Es el sistema linfoide del sistema inmunológico. El timo se encuentra activo durante la infancia y adolescencia, y luego con el paso del tiempo se va atrofiando.
Dentro de esta glándula se producen los linfocitos T, que son los encargados de conformar la respuesta inmune a los ataques exteriores al sistema inmune.
Sistema linfático.
El sistema linfático forma parte del aparato circulatorio, y se encarga de transportar la linfa. La linfa es el excedente que sale de los capilares sanguíneos. Es un líquido incoloro que recorre los vasos linfáticos compuesto de glóbulos blancos y rico en proteínas. La linfa recolecta el líquido intersticial de la sangre y defiende el cuerpo de patógenos externos.
Bazo.
El bazo es el órgano encargado de eliminar las células viejas de la sangre y formar las nuevas, además de mantener la reserva de sangre. Es el centro del sistema inmune y forma parte del sistema linfático.
Mucosa.
La mucosa es la capa de protección de los órganos, está conformada por el epitelio y el tejido conjuntivo que protege las paredes de los órganos internos.
Proceso inmunológico.
El proceso inmunológico funciona así: un agente infeccioso entra en el cuerpo. Quizá es un virus de la gripe que entra por la nariz. Quizá es una bacteria que entra por la sangre cuando se pincha con un clavo. Su sistema inmunológico está siempre alerta para detectar y atacar al agente infeccioso antes de que cause daño. Sea cual fuere el agente, el sistema inmunológico lo reconoce como un cuerpo ajeno. Estos cuerpos externos se llaman antígenos. Y los antígenos deben ser eliminados.
La primera línea de defensa del cuerpo es un grupo de células llamadas macrófagos. Estas células circulan por la corriente sanguínea y en los tejidos del cuerpo, vigilantes de los antígenos.
Características del sistema inmunológico.
Tipos de sistema inmunológico.
El sistema inmunológico opera en base a sus dos variantes, que es el sistema inmune natural y el adquirido o aprendido:
Sistema inmune natural.
Llamado también sistema inmune innato o inespecífico, nace con los individuos ya que consta de mecanismos de defensa propios de la química de la vida. Es común en mayor o menor medida a casi todos los seres vivientes, incluso a las formas más simples y unicelulares, pero que son capaces de lidiar con los invasores segregando enzimas y proteínas defensivas.
Sistema inmune adquirido.
Exclusivo ya de los vertebrados y de los seres vivos más complejos, dispone de células totalmente dedicadas a la defensa y limpieza del organismo, altamente especializadas en su tarea. Su nombre proviene del hecho de que se adapta y posee una “memoria” celular para reconocer los agentes infecciosos con los que ya ha combatido, de modo lidiar mejor con ellos a futuro. De eso último es de lo que se valen las vacunas: le brindan microbios atenuados para que pueda alimentar su memoria sin tener primero que sufrir la enfermedad.
Reacciones inmunitarias.
El sistema inmunológico no se limita a las reacciones celulares. También dispone de estrategias mecánicas o físicas para impedir el ingreso de antígenos, reducir su acción o impedirle el ingreso a zonas vitales. Por ejemplo:
- La inflamación: Una de las primeras respuestas inmunitarias del cuerpo, consiste en el
enrojecimiento y la hinchazón de alguna zona afectada, causada mediante el incremento de
sangre al tejido, para permitir el acceso de los glóbulos blancos y otras células que inician la
curación.
- La fiebre: El incremento de la temperatura corporal por encima de 37,7 °C es causada
por un tipo de células defensivas conocidas como monocitos pirógenos. Así, el organismo se
vuelve menos apropiado para agentes infecciosos. Sin embargo, esta reacción también daña
las células del organismo y es potencialmente peligrosa si se eleva demasiado.
- Sistema del complemento: Se trata de una cascada bioquímica de proteínas (más de 20
distintas) que complementan la acción de los anticuerpos ante células extrañas. Dichas
proteínas obedecen a la detección del intruso por los linfocitos, y marcan al intruso para su
destrucción, facilitando al resto del sistema inmune para lidiar con él adonde vaya.
Enfermedades del sistema inmunológico.
A pesar de lo extraordinario del sistema inmunológico, no siempre es 100% eficaz. En muchos casos, de hecho, su funcionamiento se ve comprometido y requiere de la incorporación de medicamentos. Estos casos son:
- Alergias: Son reacciones desproporcionadas del sistema inmunitario, ante sustancias inocuas, que sin embargo se tratan como atacantes o potenciales peligros.
- Enfermedades autoinmunes: Son aquellas en las que el sistema inmunológico se convierte en el problema, pues ataca células o tejidos sanos y del propio organismo, identificándolos por error como infectados o como ajenos.
- Enfermedades inmunosupresoras: En algunos casos, como el sida, cuyos agentes infecciosos justamente atacan a los glóbulos blancos encargados de la defensa, mediante diversas estrategias que no permiten su captura y expulsión ordinaria. Como resultado de estas enfermedades, las personas quedan inmunosuprimidas y otras enfermedades oportunistas pueden sacar ventaja de dicha condición.